Hatun kuna, Yanqa, 2005, 82 min.
[kastillasimi llankashanmi] Ramiro y Liz se aman intensamente, pero ella es secuestrada y degollada por un pishtaco. Ramiro huye temeroso de que lo culpen del asesinato al pueblo de Huáchac, donde le pide ayuda a su amigo Carlos para que le dé refugio por unos días. Él acepta gustoso. De paso, van a poder ir ensayando el tradicional baile de los auquish que todos los años se realiza el 1 de enero (ya cercano).
En la plaza de Huáchac, Carlos se encuentra con dos hombres que bajan de una camioneta 4x4 y le entregan un sobre manila que tiene forma de un fajo de billetes. En un nuevo ataque, un pishtaco (siempre con el rostro cubierto) degüella a una mujer campesina.
Durante una fiesta, Ramiro conoce a Mery y baila con ella, pero llega también Julio y la pretende. Ella lo rechaza y Ramiro trata de defenderla. Se produce el inevitable enfrentamiento entre Julio y Ramiro. Julio rompe una botella y está a punto de incrustársela a Ramiro, pero una fuerza invisible parece asfixiarlo e impedírselo. Es el espíritu de Liz que protege a Ramiro.
Ramiro y Mery pasean por el campo y de pronto Liz se le aparece a Ramiro. En la noche Ramiro sueña con Liz y ella le pide que vengue su muerte para que pueda descansar en paz. Ramiro le cuenta a Carlos lo que ha soñado y le pide ayuda; pero Carlos se niega. Julio se acerca a Ramiro y le pide disculpas por la pelea; también le cuenta que su madre fue asesinada por los pishtacos. Ramiro entonces le cuenta lo de Liz y le dice que pueden ayudarse mutuamente para enfrentar a los pishtacos.
Los amigos se reúnen, ya con machetes, y se dirigen al lugar donde van a buscar a los pishtacos. Estos, que son dos, están escondidos en las cuevas de los cerros. Y cuando el grupo de amigos llega, tratan de huir; pero son avistados y perseguidos. Se produce una larga persecución en la que Julio consigue matar a uno de los pishtacos. Ramiro se encuentra con el otro, pero este le clava su puñal en el corazón. Agonizante, Ramiro descubre el rostro del pishtaco, y ve que es Carlos, quien huye. Llegan los amigos y Ramiro les indica por dónde se fue el pishtaco. Al tratar de huir, este cae al abismo. Los amigos regresan donde Ramiro y le cuentan lo ocurrido. Ramiro les agradece y los anima a bailar los auquish para conservar la tradición, luego muere.
Al otro día, el grupo baila mientras los espíritus de Ramiro y Liz los contemplan.
(El cine regional peruano, por E. Bustamante y J. Luna Victoria, 2017, p. 251. Universidad de Lima, Fondo Editorial.)
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