Largometraje, Ficción, 1939
En la fábrica de camisas Neumann las obreras cortan, cosen y cantan. Un timbre marca el fin de la jornada. Dos trabajadoras salen a la calle, donde les esperan sus parejas. Una de las parejas está a punto de casarse. La otra, se la pasa discutiendo, pues el enamorado tiene la irresistible tendencia de mirar a las chicas que pasan.
Los novios se dirigen a conocer el que será el domicilio conyugal. Lo recorren con emoción, haciendo planes sobre la decoración y mobiliario que tendrá esta o aquella habitación. Al poco tiempo, la pareja, ya casada, contempla a su hijo dormido en la habitación que ellos eligieron para él.
Al cumplir cinco años de matrimonio, los esposos invitan a cenar a sus viejos amigos. En la reunión, el marido se siente mal. Son dolores de cabeza causados por un tumor hereditario. Enrique, el marido, queda paralizado y en silla de ruedas. Lo acompañan su esposa y su hijo. Los pronósticos médicos son desalentadores. Sólo una emoción de felicidad muy fuerte lo podrá sacar de ese estado. Ante la enfermedad del padre, la situación económica de la familia se torna difícil. A la esposa se le presenta la oportunidad de cantar en la radio. Es entonces que las cosas empiezan a cambiar pues unos empresarios se interesan en la voz de la nueva cantante, a la que lanzan como estrella.
(Un cine reencontrado, Ricardo Bedoya)
Almas en derrota
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